El Ministerio Facultativo, Guia del Mentor, MG15

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E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O

suficientemente fortalecido y capacitado para que también enseñe a otras personas la manera de capacitar a otros cristianos (2 Ti. 2.2). Dios habla de los nuevos cristianos como bebés, sujetos a las cambiantes circunstancias del mundo y de las falsas enseñanzas. Por otro lado, Su intención es que todos los creyentes sean perfeccionados para la obra del ministerio. Por ende, necesitaremos conservar, madurar y multiplicar el fruto de la kerygma y a través de la didache: entrenar a los creyentes para que lleguen a ser discípulos efectivos de Jesucristo. Waylon Moore, quien ha escrito por largo tiempo acerca de la necesidad de realizar un seguimiento al nuevo creyente (equipar al nuevo cristiano para vivir en la comunidad cristiana y servir en la obra del ministerio) resalta la importancia del sacerdocio universal en el ministerio: El seguimiento es la conservación, maduración y multiplicación del fruto de la evangelización. Ganar almas y edificarlas son inseparables, y se mantienen juntos en las Escrituras. No existe continuidad en la evangelización neotestamentaria sin un seguimiento posterior. Son “espadas de dos filos” de Dios para alcanzar a los hombres y entrenarlos para que sean discípulos efectivos de Cristo. Un cierto grupo de misioneros tiene como meta “la evangelización sistemática y un seguimiento sincronizado”. Estas cosas van juntas al igual que los rieles de la vía del tren; un quiebre en ellos detendría todo el progreso. Al igual que el plantar, regar y cosechar en la evangelización, el seguimiento toma tiempo; no es un acto sino un proceso. No existen vías rápidas hacia la madurez espiritual, y llegar a ser como Cristo toma mucho tiempo . Ninguna otra materia es tan enseñada e ilustrada en el Nuevo Testamento como el seguimiento personal a la iglesia. Muchas de las epístolas de Pablo, Pedro y Juan son cartas dirigidas a aquellos nuevos en la fe. Pablo exclamó: “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Col. 1.28). El mensaje evangelístico se proclama a través de la “advertencia”; a través de la “enseñanza”, aquellos que fueron ganados son conducidos a la plenitud de vida en Cristo. La dispersión del evangelio en el primer siglo fue asombrosa. Los primeros discípulos obedecieron al Señor en ir a todo el mundo, predicando y enseñando, tan así que sus contemporáneos se quejaron de

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