Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
En pos de la fe, no de la religión (continución)
ej., la predicación) y patrones de adoración occidental e impuestas sobre personas no occidentales como si esto fuera escritural. Usualmente es más fácil concluir que una forma de expresión cristiana es sincretista cuando se parece demasiado a la cultura receptora que cuando parece “normal”, es decir, Occidental. Pero los patrones occidentales con frecuencia están más alejados de la Biblia que los no occidentales. Y la cantidad de comunicación errónea de lo que el evangelio realmente es puede ser mucha cuando la gente obtiene la impresión que la nuestra es una religión en lugar de una fe y que, por tanto, formas extranjeras son un requisito. Dejar esa impresión seguramente que es sincrético y herético. Yo a esto le llamo “herejía de comunicación”. Pero, ¿qué acerca del concepto del sincretismo? ¿Es algo que puede evitarse o es un factor de limitaciones humanas y pecaminosidad? Yo digo que es lo último y sugiero que no hay manera de evitarlo. Dondequiera que haya entendimientos imperfectos hechos por gente imperfecta, habrá sincretismo. El sincretismo que existe en todas las iglesias, no es el problema. Ayudar a la gente a moverse de donde están a una expresión más ideal de fe cristiana es lo que necesitamos tratar. Pero, mientras le temamos a algo que es inevitable, estamos esclavizados. Recuerdo las palabras de un misionero del campo que estaba estudiando con nosotros: “Cuando dejé de preocuparme por el sincretismo, pude pensar más apropiadamente acerca de la contextualización”. Entonces, nuestro consejo a los líderes nacionales (y a los misioneros) es que dejen de temerle al sincretismo. Traten con ello en sus varias formas como punto de partida, ya sea que éste haya venido de la sociedad receptora o de la sociedad que envía y ayuden a la gente a moverse hacia una expresión más ideal de su fe …. A través de los siglos, los que han venido a Cristo han tenido la tendencia a “domesticar” su cristianismo. Tal como los primeros cristianos judíos que no estuvieron de acuerdo con Pablo y que requerían de los gentiles que aceptaran a Cristo dentro de un paquete cultural judío, así los romanos y alemanes y americanos, han presionado a quienes se convierten a Cristo a también convertirse a la cultura de aquellos que anuncian el mensaje. De modo que nuestra fe ha llegado a ser conocida como primariamente una cosa cultural, una religión envuelta en formas culturales del grupo en poder. Y como desde el siglo cuarto en adelante, ha sido más bien vista como una cosa cultural europea—capturada por nuestros ancestros europeos y domesticada en culturas muy diferentes de aquella en la Domesticación y “cristianismo cultural”
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