Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
lado, sin embargo, se nota un hilo de revelación y argumento en las Escrituras que revela una profunda carga y compromiso de Dios por los pobres y los oprimidos. En el siglo 20, la totalidad del campo de investigación teológica (es decir, teología de la liberación) se ha dedicado a explorar las correlaciones entre la salvación y la redención de Dios y los más vulnerables, destituidos, oprimidos y que sufren abusos. Las guerras teológicas continúan fuertemente, y nuestra discusión y estudio en esta lección no será la última palabra sobre este importante y difícil tema. Aunque no sea la última palabra dicha al respecto, esperamos que nuestra discusión hará que muchos consideren de nuevo la fuerte evidencia bíblica que sugiere que Dios directamente se identifica con la situación de los pobres y con quienes están mencionados en su esfera (o sea, las viudas, los huérfanos, los forasteros, los extranjeros, los oprimidos, etc.). C. M. N. Sugden habla acerca del Señor tratando las “deformaciones” dentro de la sociedad humana que el pecado causa, y sugiere que la obra de Dios en tales casos siempre comienza con aquellos que sufren más dolorosa y profundamente por la codicia, egoísmo y la opresión asociados con ellos: Cuando Dios trató con la deformación que el pecado humano introdujo en el mundo, Él comenzó con quienes sufrían más intensamente por la codicia, egoísmo y del ejercicio de un erróneo dominio sobre otros—los emigrantes hebreos en Egipto. Él los rescató de la opresión del Faraón. “Deja ir a mi pueblo para que me sirvan” (Éxo. 3–5). La liberación de Dios de Israel enfocó y definió lo que Él estaba haciendo en el mundo (Deut. 26.1–10). Identificó algunos aspectos de rebelión contra Dios, por ejemplo, la desalmada opresión de Faraón. Mostró lo que a Dios le preocupaba—que todo el pueblo deberían ser mayordomos de los recursos de la tierra (Gén. 1.27–28; Éxo. 3.8). Demostró cómo Dios actuaba en el mundo para traer la redención—al escoger a los más insignificantes para avergonzar la vanagloria del ser humano (Deut. 7.7–8; 1 Cor. 1.21–31).
~ C. M. N. Sugden. “Poverty and Wealth”. The New Dictionary of Theology . S. B. Ferguson, ed. (electronic ed.). Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2000. p. 523.
Sugden procede a resaltar el propósito de la ley mosaica del pacto entre Yahweh y su pueblo, que era prevenir esta clase de injusticia, en todo respecto, de darse en medio de la comunidad del Dios del pacto:
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