Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04

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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S

Un claro objetivo de la ley de Moisés era prevenir tal injusticia de darse de nuevo entre el pueblo de Dios (Deut. 6.20–25), para que no hubiera pobres entre ellos (Deut. 15.4). Sin embargo, la institución de la monarquía centralizó el poder y la riqueza empobreciendo a grandes sectores de la sociedad israelita (1 Sam. 8.10–22; 1 Rey. 12.4; Amós 2.6–8). El rey, quien debía proteger a los pobres de la explotación (Prov. 31.1–8) llegó a ser uno de sus principales agentes (por ej., Acab, 1 Rey. 21). Por eso es que aumentó la esperanza profética de un rey que traería justicia a los pobres (Isa. 11.4). Aquí Sugden enlaza la relación del pacto y sus estipulaciones de justicia y derecho en la comunidad a la esperanza del ungido Rey de Dios escogiendo quien, en última instancia, cumpliría la esperanza de un protector, un dirigente, un rey que de una vez por todas haría el shalom (bienestar y seguridad) de Dios una realidad en el mundo. El pueblo que sufrió una cruel opresión bajo los egipcios, se convirtieron en opresores. Y la esperanza de los destituidos fue que Dios enviaría a Alguien que redimiría a su pueblo de estas condiciones de una vez por todas, para siempre En un sentido, la historia de Jesús de Nazaret (impulsada por los motivos del romance divino, de la promesa y el cumplimiento, junto con las visiones del matrimonio y la guerra) es Aquel y el Único que ha sido nombrado por Dios para ponerle fin a la maldición, destruir la muerte e introducir un nuevo Reino de justicia y derecho para todos. Como alguien que también fue pobre, Él podía sentimentalmente identificarse con quienes eran tanto vulnerables como expuestos a que abusaran de ellos. Sugden correctamente dice que el ministerio de Jesús, como fundador de la Iglesia y Cabeza de la nueva comunidad del pacto, se enfocó en los pobres, y espera que los suyos les ministren a ellos con el mismo sentido de llamamiento, propósito y celo: Jesús también se enfocó en los pobres. Él mismo se hizo pobre (2 Cor. 8.9). Su ministerio en Galilea (un lugar de los desposeídos y los destituidos de la sociedad) fue un juicio contra los poderosos de Jerusalén; su ministerio fue estar con los enfermos, los samaritanos, los que eran considerados ‘pecadores’ y los socialmente rechazados. Él no estuvo confinado a tales, pero identificó su naturaleza al referirse a ellos; su proclamación y demostración fueron buenas nuevas para los pobres (Luc. 4.18; 7.22). El significado del ministerio de Jesús entre los pobres daría el significado de lo que hacía entre ~ Ibídem

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