La Busqueda del Pergrino
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Por el contrario, lo que defendemos aquí es una nueva sensibilidad unida a una visión completamente diferente de nosotros mismos y de la ciudad como nulos sin la intervención del Señor. Estamos pidiendo una re-orientación radical de nuestras vidas hacia la oración a Dios, basados en el re-descubrimiento y la re-afirmación de que sólo Dios puede cambiar las ciudades de Norte América. A fin de facilitar esta re-orientación radical de nuestras vidas hacia la oración, le pedimos se una a nosotros en la facilitación de planes de oración para su congregación, su grupo de estudio bíblico, familia u otros grupos. Pedimos que todos los que comparten nuestra carga, organicen reuniones de oración, guiando a las personas a que oren por un despertar espiritual y por el avance del Reino en las ciudades del interior de Estados Unidos – reuniendo a personas que estén dispuestas a interceder en nombre de la Iglesia y los perdidos en las ciudades de Norte América y del mundo. Pueden unirse al creciente número de intercesores que están organizando reuniones de oración en sus congregaciones, estudios bíblicos y reuniones familiares. ¡La fe honra al Señor y Él honra las oraciones fieles de su pueblo! ¡Únase a nosotros en oración por el avivamiento y la transformación de la ciudad! Humillémonos delante de Él Las ciudades de Norte América y del mundo están más allá de nuestros mejores esfuerzos, nuestras estrategias misioneras sistemáticas y nuestros mejores planes para ganarlas. Los enemigos son demasiados, nuestra carne demasiado débil, y el clima espiritual demasiado oscuro para que pretendamos ganar estas ciudades sin poder divino y unción. Sólo con una nueva manifestación del poder de Dios, un derramamiento extraordinario de su Espíritu y una fresca movilización del pueblo de Dios, bajo la dirección de nuestro Señor, será posible ganar estas moles oscuras de rebelión humana. Hemos visto cómo Dios ha hecho obras increíbles en individuos, familias, iglesias, ciudades y naciones cuando las personas se humillaron ante el Señor en oración y arrepentimiento y le buscaron con nuevos niveles de anhelo y pasión. Si las ciudades de Norte América y del mundo han de escuchar la Palabra de Dios sobre el Señor Jesucristo en una forma fresca y poderosa, debemos humillarnos delante de él. Si han de enviarse miles de obreros a regiones alejadas de las grandes
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