Listos para la siega

28 • L ISTOS PARA LA SIEGA

enemigos de Dios a través de su encarnación, muerte, resurrección y ascensión, y rescate de la humanidad de su pena debido a su transgresión de la Ley. Ahora resucitado de entre los muertos, ascendido y exaltado a la diestra de Dios, ha enviado el Espíritu Santo al mundo para capacitar a la Iglesia en su vida y testimonio. La Iglesia se ha de considerar como el pueblo de la victoria de Cristo. A su regreso, se va a consumar su obra como Señor. Esta visión del mundo se expresa en la Iglesia antigua confesión, predicación, adoración y testimonio. Hoy en día, a través de su liturgia y práctica del Año de la Iglesia, la Iglesia reconoce, celebra, encarna y proclama esta victoria de Cristo: la destrucción del pecado y del mal y la restauración de toda la creación. La centralidad de la Iglesia. La Gran Tradición confesó con confianza la Iglesia como pueblo de Dios. La fiel asamblea de creyentes, bajo la autoridad del Pastor Cristo Jesús, es ahora el lugar y agente del Reino de Dios en la tierra. En su adoración, compañerismo, enseñanza, servicio y testimonio, Cristo sigue viviendo y moviéndose. La Gran Tradición insiste en que la Iglesia, bajo la autoridad de sus sub-pastores y la totalidad del sacerdocio de los creyentes, es visiblemente la morada de Dios en el Espíritu en el mundo actual. Con Cristo mismo siendo la piedra angular principal, la Iglesia es la familia de Dios, el cuerpo de Cristo y el templo del Espíritu Santo. Todos los creyentes, vivos, muertos y aún no nacidos, constituyen la comunidad única, santa, católica (universal) y apostólica. Reuniéndose regularmente en la asamblea creyente, los miembros de la Iglesia se reúnen localmente para adorar a Dios a través de la Palabra y el sacramento, y para dar testimonio en sus buenas obras y proclamación del Evangelio. Incorporando nuevos creyentes a la Iglesia a través del bautismo, la Iglesia encarna la vida del Reino en su comunión y demuestra en palabra y acción la realidad del Reino de Dios a través de su vida juntos y servicio al mundo. La unidad de la fe. La Gran Tradición afirma inequívocamente la catolicidad de la Iglesia de Jesucristo, en cuanto se refiere a mantener la comunión y la continuidad con el culto y la teología de la Iglesia a lo largo de los siglos (Iglesia universal). Puesto que ha habido y sólo puede haber una esperanza, un llamado, y fe, la Gran Tradición luchó y se esforzó por la unidad en la palabra, en la doctrina, en la adoración, en la caridad. El mandato evangélico del Cristo resucitado. La Gran Tradición afirma el mandato apostólico de dar a conocer a las naciones la victoria de Dios en Jesucristo, proclamando la salvación por gracia mediante la fe en su nombre e invitando a todos los pueblos al arrepentimiento y a la fe para entrar en el Reino de Dios. A través de actos de justicia e integridad, la Iglesia muestra la vida del Reino en el mundo de hoy, y por medio de su predicación y vida proporciona un testimonio y una señal del Reino presente en y por el mundo ( sacramentum mundi ), y como pilar de la

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