Meras Misiones

E l E vangelio : E vangelizar • 105

mundo en el que todos tengan mucho que comer. Pero no debemos suponer que incluso si logramos hacer que todos fueran amables, habríamos salvado sus almas. Un mundo de gente agradable, contenta con su propia amabilidad, que no mira más allá y que se aleja de Dios, necesitaría tan desesperadamente salvación como un mundo miserable, e incluso podría ser más difícil de salvar… Porque la mera mejora no es redención, pero la redención siempre mejora a las personas, incluso aquí y ahora, y, al final, las mejorará en un grado que aún no podemos imaginar. Dios se hizo hombre para convertir a las criaturas en hijos: no simplemente para producir mejores hombres de la antigua especie, sino para producir una nueva clase de hombre. C. S. Lewis entendió claramente que la amabilidad, aunque buena, no necesariamente significa que eres salvo o conduce a la salvación de las almas. Los budistas eran gente agradable, pero su amabilidad no traía redención eterna para las almas. Fue Juan Wesley quien dijo: “Tenéis una única ocupación en la tierra: salvar almas; por lo tanto, gasten y sean gastados en este trabajo”. El apóstol Pablo dijo lo mismo a la Iglesia de Corinto: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas” (2 Cor. 12:15a). ¿Por qué este enfoque en las almas? ¿Por qué la Iglesia a lo largo de la historia, desde el apóstol Pablo hasta Juan Wesley y la Iglesia del siglo XXI, ha sacrificado todo, y en algunos casos sus propias vidas, por aquellos que están perdidos sin Cristo? La coronación de toda la creación de Dios es el hombre y la mujer, porque fueron creados a imagen de Dios (Gén. 1,27; Sal. 8). Cuando Dios sopló su vida en el hombre, éste se convirtió en alma viviente (Gén. 2,7); un ser eterno. Las almas no se distinguen por etnia, color, raza, género, edad o clase. Dios mira más allá de las distinciones externas de Su creación – “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;” (Sal. 139.14) – y mira el alma eterna interior de una persona. Las Escrituras son ~ C. S. Lewis, Mero Cristianismo .

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