Meras Misiones
E l R eino : E strechar • 189
fraude y el engaño no se apartan de sus plazas (Sal. 55:10-11). Fuerzas destructivas están obrando en la ciudad” (Sal. 55). Necesitamos que el Reino venga e invada este mundo. Sin la intervención del Señor no hay esperanza. Como dice el Dr. Davis, “la ciudad sería completamente inútil si el Señor no ‘apareciera y se mostrará’.” Sólo Dios puede tomar ciudades para sí mismo. Sólo Él puede confrontar las fuerzas de las tinieblas y la oscuridad espiritual que está entretejida en todos los sistemas de las naciones: educación, gobierno, legal, etc. “Sólo una visita del Señor mismo, que despierte a Su pueblo y haga avanzar Su Reino, podría posiblemente hacer una diferencia entre tantos millones [miles de millones] de personas que sufren bajo la tiranía del enemigo. Dios debe levantarse, dispersar a sus enemigos y demostrar su poder, redimiendo almas, transformando vidas y cambiando barrios urbanos mediante una nueva visita del Espíritu Santo”. En nuestro mandato misionero de participar en esta guerra espiritual, nuestro secreto estará en estrecharnos juntos en oración agresiva y sostenida. Es nuestra pieza de comunicación escuchar nuestras directivas del Espíritu del Señor para que podamos avanzar acorde a donde Él ya nos está convenciendo de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8). También es mediante la oración y el ruego con acción de gracias que podemos dar a conocer nuestras peticiones a Dios (Fil. 4:6). Es en este abrazo que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarda nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús (Fil. 4,7). En todas nuestras diferencias denominacionales, podemos abrazar en oración: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.”
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