Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 3: Salmos 39–59

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Salmo 55 con Agustín – Confiando en Dios en la tormenta

En medio de las muchas dificultades de este mundo, la queja de este salmo surge de la comprensión. El que no tiene entendimiento no se lamenta.

Hay tormenta en el mar. No queda más que clamar: “¡Señor, sálvame!” (Mat 14:30). Deje que el que camina sobre las aguas extienda su mano sin temor. Deje que alivie su temor. Deje que confirme su seguridad

Salmo 55 con Agustín “Tal vez la razón por la que su corazón está turbado es porque se ha olvidado de aquel en quien ha creído”.

en él. Deje que hable a su interior y le diga: “Préstame atención a lo que he sufrido”. Tal vez está sufriendo por un miembro malvado de la familia o un enemigo externo; ¿cuál de estos no ha sufrido? Los judíos rugían desde afuera, adentro un discípulo me traicionó. Allí arrecia la tormenta, pero él nos salva de la debilidad de ánimo y del tiempo tempestuoso. Tal vez la razón por la que su corazón está turbado es porque se ha olvidado de aquel en quien ha creído. Está sufriendo más allá de lo que puede soportar porque no ha recordado lo que Cristo ha sufrido. Pero cuando haya considerado lo que él ha sufrido, ¿no lo soportará con calma? Y tal vez regocijándose, porque ha sufrido de forma similar a su Rey. Cuando ha comenzado a ser consolado y a regocijarse después de pensar, él se ha levantado, ha mandado a los vientos; por lo tanto, hay una gran calma. Pero yo clamaré a Dios, y el SEÑOR me salvará (v. 16). El cuerpo de Cristo junto con Cristo mismo en angustia, en cansancio, en desasosiego. Con razón clama al Señor.

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