Orando los Salmos con Agustín y Amigos
116
Orando los Salmos con Agustín y amigos
Salmo 63 con Gertrudis la Grande – Sedienta de Dios Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela (v. 1). Y temprano en la mañana, como si corrieras al encuentro de tu Dios, di esta oración con estos tres versículos: Dios, Dios mío; por ti vela mi alma al amanecer. De ti tienen sed mi alma y mi carne, ¡de qué manera! En tierra desierta, y donde no hay camino ni agua: así en el santuario, he venido ante ti para ver tu virtud y tu gloria. ¡Ah! Oh, Dios, amor, solo tú eres mi amor completo y verdadero. Tú eres mi salvación más querida, toda mi esperanza, alegría y mi supremo y mejor bien. Dios mío, mi amor más querido, por la mañana me presentaré ante ti y veré que tú mismo eres eterna bondad y gentileza. Eres lo que mi corazón anhela. Tú eres toda la suficiencia de mi espíritu. Cuanto más te pruebo, más hambre tengo [de ti]: cuanto más bebo, más sed tengo. Oh, Dios, amor, la visión de ti es para mí como el día más brillante: ese único día que, en los atrios del Señor, es mejor que miles; solo por esto suspira mi alma, que tú has redimido para ti. ¡Ah! ¿Cuándo me saciarás con la dulzura de tu rostro reconfortante? Cómo anhela y añora mi alma por la riqueza de tu bondad. He aquí que he elegido y escogido por encima de todo ser un náufrago en la casa de mi Dios para poder aspirar al refrigerio de tu dulcísimo rostro.
Made with FlippingBook. PDF to flipbook with ease