Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

Salmo 68 con Casiodoro – Los malvados se consumen y los justos se regocijan Que se levante Dios, que sean dispersados sus enemigos . . . como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los malvados, como cera que se derrite en el fuego (vv. 1–2). En estos dos versículos se predice el castigo de los pecadores mediante dos imágenes. El humo es una masa oscura y densa que se eleva de las llamas de este mundo que perece; cuanto más sube, más delgado se torna a través del aire vacío. A los pecadores se les compara apropiadamente con el mismo, pues el fuego de su maldad conlleva a actividades que producen humareda. Mediante la acción del orgullo, dicho “humo” se eleva a niveles más altos, pero inevitablemente se desvanece a través de su propia autoexaltación. La segunda comparación que los describe es la siguiente: la cera, que es una sustancia blanda y flexible que se recoge de los panales de miel y se derrite bajo el calor del fuego, disipándose por completo. Esta imagen es apropiada para los malvados, pues en el juicio de Dios los pecadores desaparecen ante su presencia como la frágil cera se consume por la proximidad al fuego. Perecerán ante la presencia de Dios, porque nunca alcanzarán su gracia y sus beneficios. Pero que los justos se alegren y se regocijen; que estén felices y alegres delante de Dios (v. 3). Así como antes se pronunció el castigo de los pecadores, ahora se relata la recompensa futura de los justos. Por banquetes, nos referimos a comidas selectas y abundantes con las que se refresca el cuerpo y se sacia el apetito. Esta es la imagen que se usa para alimentar a los fieles y engordar a los justos, que están llenos, pero aún anhelan más, y están colmados de las delicias del cielo. Estas delicias se encuentran ante Dios , donde la felicidad

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