Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 4: Salmos 60–80

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unos eligen el servicio militar, otros la abogacía, otros la enseñanza, otros las mercancías, otros la agricultura, toman sus porciones en los asuntos humanos. Que el pueblo de Dios clame: Dios es mi herencia. No por un tiempo, sino para siempre. Aunque siempre tenga oro, ¿qué es lo que realmente tengo? Y si no tuviera siempre a Dios, ¿cuán buenas son las cosas que tengo? Sin embargo, se promete a sí mismo, y me promete que lo tendré para siempre. ¡Qué gran cosa tengo y nunca me faltará! ¡Gran gozo! La recompensa que corresponde a Dios es Dios mismo.

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