Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

Salmo 76 con Agustín – El camino hacia la paz con Dios ¿Quieres ver a Dios? Primero confiesa, y entonces habrá un lugar para Dios en ti; porque “se ha hecho en paz un lugar para él”. Mientras no confieses tus pecados, en cierto modo estás contendiendo con Dios. ¿Por qué no contiendes con él cuando alabas lo que le desagrada? Castiga a un ladrón, mientras que tú alabas el robo. Castiga a un borracho, mientras que tú alabas la embriaguez. Estás disputando con Dios. No le has hecho un lugar en tu corazón, porque su lugar está en paz. ¿Y cómo empiezas a tener paz con Dios? Empiezas por la confesión, para que te desagrade lo mismo que le desagrada a él. Tu vida malvada le desagrada. Si te agrada, estás separado de él. Si te desagrada, mediante la confesión, te unes a él. Cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a todos los pobres de la tierra (v. 9). ¿Quiénes son los afligidos? Los que no han montado en caballos que resoplan, sino que, en su humildad, han confesado sus propios pecados. La confesión nos une a Cristo. Al que es temido por los reyes de la tierra (v. 12). Los reyes de la tierra son temibles, pero él está por encima de todos y aterroriza a los reyes de la tierra. Sé un rey de la tierra, y Dios será temible para ti. ¿Cómo serás un rey de la tierra? Gobierna la tierra, y serás un rey. No pongas ante tus ojos vastas provincias con el deseo de construir un imperio dondequiera que puedas extender tus reinos. Gobierna la tierra que ya posees: tu corazón. Agustín sobre el Salmo 76 “Gobierna la tierra que ya posees: tu corazón”.

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