Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 8: Salmos 131–150

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Salmo 147 con Agustín – Alabanza genuina ¡Cuán agradable y justo es alabarlo! (v. 1). ¿Cómo le alabamos? Si le alabamos al llevar una vida recta, entonces la alabanza será agradable a él. La alabanza no justa en la boca de un pecador. Si la alabanza no es apropiada en la boca de un pecador, tampoco es agradable, porque solo lo que es justo es agradable. Porque la alabanza puede ser agradable a alguien cuando escucha a otros alabar con un sentir pulcro e ingenioso y con voz dulce; pero que nuestra alabanza sea agradable a Dios, cuyos oídos están abiertos no a la boca, sino al corazón; no a la lengua, sino a la vida del que alaba. Excelso es nuestro Señor y grande su poder; su entendimiento es infinito (v. 5). El que cuenta las estrellas, no puede ser contado. Todo lo que este mundo contiene, aunque es infinito para los seres humanos, no es infinito para Dios. Su entendimiento sobrepasa todas las calculadoras. Nosotros no podemos contarlo. Que callen las voces humanas, que se aquieten los pensamientos humanos. Que no se extiendan a cosas incomprensibles, como si pudieran comprenderlas, sino como si fueran a ser parte en ellas, porque seremos partícipes. Que nadie lo dude: la Escritura dice que las cosas que ahora son imposibles no serán imposibles para nosotros. El SEÑOR se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor (v. 11).

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