Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

12:6). Las Escrituras llaman a este quebrantamiento la “carne”, el viejo “hombre”, o la “naturaleza pecaminosa” (Rom 8; Gál 5–6). Trabajamos para matar (“mortificar”) este pecado para que no logre matarnos a nosotros (Rom 6:13). Segundo, como seguidores de Jesús, luchamos contra todos los enemigos externos que se oponen al reino del Cordero. Enfermos por el pecado, contaminados por la codicia, corrompidos por el egocentrismo, la idolatría, y la opresión; nuestro mundo no es como se supone que debe ser. Lo que Dios creó bueno ha sido torcido y ahora a menudo entristece al Espíritu Santo. Elegimos estar con Sadrac, Mesac, y Abednego al negarnos a inclinarnos ante los principados y potestades de la época (Dan 3), o aceptar los pecados que acosan a nuestras etnias, naciones, y generaciones. Las Escrituras y nuestras raíces sagradas brillan con una luz dolorosa pero purificadora sobre nuestros puntos ciegos. Finalmente, no ignoramos los planes del diablo. Es posible que no sepamos si el nombre de un demonio es “Screwtape” o “Legión”, pero sí sabemos que un enemigo infernal se opone al shalom del reino de Dios. Él es el diablo, Satanás, el Padre de las Mentiras, el Acusador, y un día pronto él y sus demonios serán completamente aplastados. En este tiempo entre los tiempos, los seguidores del Cordero resisten y renuncian al diablo y a todos sus caminos con la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Nuestra misión: Ser mayordomos fieles y siervos sabios en nuestra generación Las Escrituras contienen una serie de salmos “históricos” (Sal 78, 105, 106, 136; Neh 9:6−38; cf. Heb 11). Estas

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