Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 2: Salmos 18–38

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dice: “Tú, Señor, eres mi herencia y mi copa” (Sal 16:5). Dios es nuestra posesión, y nosotros somos al mismo tiempo posesión de Dios. Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él y él actuará (v. 5). Menciónele lo que sufre, menciónele lo que desea. La salvación de los justos viene del SEÑOR; él es su fortaleza en tiempos de angustia. El SEÑOR los ayuda y los libra; los libra de los malvados y los salva, porque en él se refugian (vv. 39–40).

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