Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

Salmo 41 con Cesáreo de Arles – La confesión como clave para la sanidad

Señor, ten piedad de mí; sáname, pues contra ti he pecado (v. 4). Dios te sanará si tan solo reconoces tu herida. Estás bajo las manos del médico. Solicita pacientemente su

ayuda. Si la lava, la quema o la corta, aguántalo con calma. Siempre y cuando seas curado, ni siquiera prestes atención al dolor. Si te presentas ante el médico te sanará. No es que no te vea si te escondes, pero la confesión es el

Cesáreo de Arles sobre el Salmo 41 “La confesión es el comienzo de la restauración de la salud”.

principio mismo para restauración de la salud. “Que cuando el justo me castigue, sea una muestra de amor; que su reprensión sea bálsamo que mi cabeza no rechace, pues mi oración siempre está en contra de las malas obras” (Sal 141:5). ¿Qué significa esto? Sería mejor para mí si el justo que ve mi pecado me corrigiera, no me perdonara, me dijera que he hecho mal, se enojara por mi pecado, para liberarme de él. Puede parecer que hablan con dureza, pero por dentro están llenos de bondad, según las palabras: “Que cuando el justo me castigue, sea una muestra de amor” (Sal 141:5). Por eso, cuando el justo reprende enérgicamente, muestra bondad, pues todo surge de la piedad paternal y no de la crueldad hostil. Te aman aún más cuando realizan una cirugía, ya que no quieren que mueras en pecado. No están dispuestos a permitir que las otras partes de vuestro cuerpo se descompongan por la podredumbre del pecado. Sacan una cuchilla, pero no tengas miedo ni te aterrorices. El cuchillo no se utiliza contra ti, sino contra tu herida.

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