Para la Proxima Generacion
24 Para la próx ima generac i ón: Manua l de l Mentor de E l I ns t i tuto Mi n i s ter i a l Urbano
y práctica de la iglesia antigua sirve como la fuente autorizada de todas nuestras diversas prácticas confesionales cristianas.
En términos de tiempo, la Gran Tradición puede medirse desde la época entre los años del ministerio de Cristo hasta la mitad del siglo quinto. Esta “tradición situada detrás de todas las expresiones cristianas particulares” intentó fielmente articular, expresar y defender lo transmitido por los apóstoles y encarnar su enseñanza, culto, discipulado y experiencia. La Gran Tradición tanto precede y es el origen de nuestros énfasis específicos asociativos y confesionales, y representa la base del pensamiento cristiano contemporáneo válido y lo práctico. Desde el principio, los cristianos han creído, adorado, han sido formados y transmitidos por el testimonio de la misma historia esbozada en las Escrituras. Para nosotros, el Dios que creó, que pactó con Abraham, redimió a Israel, y que fue encarnado en la persona de Cristo, es verdaderamente el Dios de la Iglesia y de todos los creyentes en Cristo Jesús ¿Por qué deberíamos prestar atención a la antigua Iglesia? ¿Estamos participando en nuestro propio intento de nuevo para volver a descubrir “la práctica de la Iglesia del Nuevo Testamento”, de tal manera que salta a través de la división histórica, y se ignora cómo el Espíritu ha trabajado en la Iglesia a través de los siglos? No. Nuestro intento de comprender nuestras raíces comunes, no es un rechazo a lo que el Espíritu Santo ha hecho y está haciendo en y a través de la iglesia en la historia. Por el contrario, estamos sugiriendo que redescubrir nuestras raíces comunes nos permite encontrar maneras frescas, vitales, tanto para reafirmar nuestra verdadera identidad espiritual, así como para comunicar el Evangelio de nuevo a nuestros vecinos en la actualidad. Como una iglesia con pasión transformada por la presencia del Cristo resucitado, la Iglesia antigua indivisible soportó los retos de cismas, herejías, el paganismo, la dominación imperial y la inmoralidad de la sociedad. Superó el formidable ataque del engaño gnóstico (antigua herejía que ponía en duda la naturaleza humana de Cristo), y resistió el avance de una serie de herejías viciosas, todas ellas diseñadas para socavar la claridad del Evangelio y la verdad. Los primeros cristianos articularon una fe que resumió y defendió la enseñanza de los apóstoles y las estructuras establecidas de adoración que llevó a sus miembros (muchos de los cuales eran pobres y oprimidos) a una esperanza viva y a la presencia de Cristo.
¿De qué espíritu somos?
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