Raíces Sagradas

Y E NDO HA C I A D E L AN T E , M I R ANDO HA C I A A T R Á S

4. La visión del Christus Victor acerca del mundo. La Gran Tradición celebra y afirma a Jesús de Nazaret como el Cristo, el Mesías prometido de las Escrituras hebreas, el Señor resucitado y exaltado, la cabeza de la Iglesia. En Jesús de Nazaret solamente, Dios ha reafirmado su reinado sobre el universo, habiendo vencido a la muerte en su muerte, conquistando a los enemigos de Dios a través de su encarnación, muerte, resurrección y ascensión, rescatando a la humanidad de su castigo por su transgresión de la ley. Ahora, resucitado de entre los muertos, ascendido y exaltado a la diestra de Dios, Él ha enviado al Espíritu Santo al mundo para facultar a la Iglesia para dar testimonio. La Iglesia debe ser considerada como el pueblo de la historia , el pueblo de la victoria obtenida por Jesucristo. A su regreso, él consumará su obra como Señor. Esta visión del mundo fue expresada en la confesión, la predicación, la adoración y el testimonio de la Iglesia antigua. Hoy en día, mediante nuestro servicio y adoración (nuestra liturgia) y la práctica del año litúrgico(a veces llamado calendario cristiano), la Iglesia reconoce, celebra, encarna y proclama la victoria de Cristo: la destrucción del pecado y del mal, y la restauración de toda la creación. 5. La centralidad de la Iglesia. La Gran Tradición confiadamente confesó a la Iglesia como el pueblo de Dios, el pueblo de la historia de Dios . La fiel asamblea de creyentes, bajo la autoridad del pastor Jesucristo, es ahora el lugar y el agente del Reino de Dios en la tierra. Cristo continúa viviendo y moviéndose en la adoración, comunión, enseñanza, servicio y testimonio de la Iglesia. La gran tradición insiste en que la Iglesia, bajo la autoridad de sus pastores y la totalidad del sacerdocio de los creyentes, es visiblemente la morada del Espíritu de Dios en el mundo de hoy. Con Cristo mismo siendo la principal piedra angular, la Iglesia es el cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu Santo. Todos los creyentes, vivos, muertos y aún los que no han nacido, conforman la única Iglesia, santa, católica (universal) y apostólica. Reunidos regularmente en la asamblea de creyentes, los miembros de la iglesia local adoran a Dios mediante la Palabra y el sacramento, para dar testimonio de sus buenas obras y proclamar el evangelio. Incorporando nuevos creyentes en la Iglesia a través del bautismo, la Iglesia encarna la vida del Reino en su comunidad, y demuestra con palabras y hechos la realidad del Reino de Dios a través de su vida comunitaria y su servicio al mundo.

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