Representado la teologia

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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a

¡Levántese Dios! (continuación)

que queremos aquí es una visión totalmente nueva de nosotros mismos y de la ciudad como impotentes sin la intervención del Señor. Lo que estamos pidiendo aquí es una reorientación de nuestras vidas hacia la oración a Dios, basados en un redescubrimiento y reafirmación que solamente Dios puede cambiar las zonas urbanas de América. Hablando francamente, mi más profunda convicción continúa siendo que las zonas urbanas de las ciudades de América, simplemente son inalcanzables sin una nueva y clara visitación de Dios. Casi sesenta millones de personas viven en nuestras comunidades más pobres, con más del 90% de ellos sin conocimiento o una relación con Dios en Cristo Jesús. Estas comunidades torturadas han sido profundamente cicatrizadas y desfiguradas por la violencia, están severamente olvidadas y económicamente explotadas, y sufren de horribles problemas relacionados con la salud. La mayoría de zonas urbanas de América Latina y Estados Unidos son peligrosas en varios puntos diferentes, sin embargo, continúan llenándose de poblaciones inmigrantes y diversidades étnicas y raciales que dejan a uno lleno de asombro. Quizás la mayor responsabilidad de todo, sea que las zonas urbanas de Estados Unidos sufren por desesperación y desánimo nihilista; parece que cada quien vive en temor y espanto, con un profundo sentido de desesperación. Trágicamente, hay cristianos que citan las Escrituras profetizando junto con liberales y conservadores negativistas que lamentan la tragedia y muerte de la ciudad. Algunos misiólogos sugieren que los Estados Unidos ya ha sido ganado, y que las iglesias étnicas y urbanas pueden terminar la labor en las zonas urbanas del país. Otros incluso dudan que la ciudad sea digna de ser ganada, haciendo una cierta clase de grotesco juicio que los que sufren simplemente están cosechando lo que deliberadamente han sembrado. A la luz de tal pobreza física, familias destrozadas, escuelas inferiores, servicios sociales inferiores y oscuridad espiritual en general, la mayoría espera muy poco de la ciudad. Sus palabras y comportamiento demuestran lo que realmente creen: ellos en realidad cuestionan si algo bueno puede salir de nuestras zonas urbanas, consideradas nuestros Nazarets del siglo 21. A pesar de tales bajos niveles de creencia, yo estoy convencido que el registro bíblico es correcto cuando dice que nada es imposible para Dios (Lc. 1.37). Nada es demasiado difícil para Dios (Jer. 32.26), y que Él puede tocar y transformar a los habitantes de la ciudad por medio de su poder. Nos mantenemos firmes y esperanzados en que Dios va a visitar a su pueblo en la ciudad, y que por medio del derramamiento de su Espíritu podemos ver explosivos movimientos de avivamiento espiritual y discipulado intercultural entre los pobres de las zonas urbanas. Estos movimientos no van a ocurrir por el ingenio y esfuerzo humano, sino a través de los tiempos del refrigerio que vienen del Señor (Hch. 3.19). Nosotros estamos convencidos que solamente una irrupción del

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