Representado la teologia

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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a

¡Levántese Dios! (continuación)

Además, oremos con fervor que las iglesias de las áreas urbanas combinen sus esfuerzos, finanzas, iniciativas y proyectos para hacer una propia, singular y poderosa contribución a la misión global y local. Ore para que Dios mueva los corazones de quienes están al frente de las agencias misioneras, para que ya no más descuiden los ricos recursos de las iglesias urbanas, sino que los hagan prácticos para que los discípulos urbanos salgan a evangelizar, discipular y plantar iglesias, especialmente entre las docenas y docenas de comunidades donde no existe presencia evangélica. Sobre todo, oremos a Dios día y noche por un nuevo nivel de rigor y disciplina en su pueblo, por una forma de ser fuerte, pero fe de corazón tierno para abrazar las congregaciones pequeñas que hay en la ciudad. Oremos por ellos, que Dios les dé una conciencia de milicia del reino, la clase de mentalidad rigurosa que permita a los discípulos urbanos adoptar la necesaria firmeza para resistir durezas y sufrir la guerra espiritual por sus comunidades. Oremos por nuevos niveles de audacia y poder, por nuevos y agresivos alcances, por más dedicación a movimientos de oración prevaleciente entre las iglesias urbanas, y nuevas redes de liderazgo y apoyo que unirán a discípulos urbanos de buena voluntad para movilizar sus recursos para un máximo impacto en la ciudad. Intercede apasionadamente que Dios provea los recursos para que las iglesias urbanas inicien nuevos alcances de compasión, justicia y paz a favor de los desamparados, los oprimidos, los huérfanos, los que tienen desafíos mentales, los plagados con VIH y otros males comunicables, por los mayores de edad, los enfermos en prisiones y los rechazados. Ore por un derramamiento de amor de la Iglesia que asombre y crea nueva hambre para que los perdidos busquen a Jesús, una clase de amor que sirva como fundamento para expresar y auntenticar el evangelio de Cristo. Ore que Dios use los esfuerzos de la justicia y el derecho como una puerta para que cientos de miles se conviertan al Señor. Ore por su localidad particular, y la necesidad de ver las señales del Reino manifestadas dentro de ella en palabra y en hechos. Ore por su iglesia, por su pastor, su comunidad, los líderes civiles en la ciudad, sus vecinos, directores de escuelas, oficiales de la ley y otros que estén en posición de liderazgo en su medio. Ore por la liberación de nuevos niveles de audacia y claridad al predicar, y por señales más auténticas del Reino en su comunidad para que Dios pueda revelarle a los perdidos ahí, la majestad y las maravillas del Señor Jesús. Ore por usted mismo y su familia, por una nueva disponibilidad a ver el Reino avanzando en su trabajo, su escuela, vecindario, su familia, en su vida. Dios va a contestar sólo si le pedimos con fe y auténtico rendimiento a su voluntad (Mt. 6.6; Jn 15.16).

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