Representado la teologia
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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a
El punto de vista de Cristo acerca de la Biblia (continuación)
Testamento. Unos ejemplos bastarán. En el encuentro de Jesús con Satanás en el momento de su tentación, él refutó los argumentos de Satanás por una referencia a Deuteronomio. En Mateo 4.4, 7, 10 Jesús citó de Deuteronomio 8.3; 6.13, 16, indicando que Satanás estaba equivocado y dando énfasis a que estas palabras escritas en Deuteronomio tenían que ser cumplidas. En Mateo 21.42 Jesús citó de Salmo 118.22 que enseña que el Mesías sería rechazado. En Mateo 12.18–21 Jesús citó de Isaías 42.1–4, mostrando su disposición pacífica, mansa y que su inclusión de los gentiles había sido predicha en las Escrituras proféticas. Estos sólo son ejemplos seleccionados, para revelar que Cristo citó de las varias partes del Antiguo Testamento, mientras afirmaba su inspiración y autoridad. (3) L a inspiración de las palabras. Al defender la doctrina de la resurrección frente a los Saduceos, Jesús citó de Éxodo 3.6 (significativo porque los saduceos solamente se apegaban al Pentateuco), “Yo soy el Dios de Abraham”. En esta contestación todo el argumento de Jesús fue puesto sobre las palabras “yo soy”. Jesús estaba poniendo el verbo que el texto hebreo únicamente implica. Así apoyó la versión de la septuaginta (griego) que incluye el verbo. Esa versión era considerada tan buena por muchos de los contemporáneos del Señor que prácticamente se la igualaba con las Escrituras originales. A l afirmar la resurrección, Jesús recordó a los saduceos que Éxodo 3.6 dice “yo soy”. Él continuó: “Dios no es Dios de muertos sino de vivos”. Si las palabras del Antiguo Testamento no estuvieran inspiradas, su argumento habría sido inútil; pero si las mismas palabras del Antiguo Testamento estuvieran realmente inspiradas, entonces su argumento llevaría un enorme peso. De hecho, el argumento de Jesús se enfoca en el tiempo presente de la declaración. Porque estaba escrito en Éxodo 3.6, “yo soy.…”, la doctrina de la resurrección podría afirmarse; Dios es el Dios de los patriarcas vivientes. U n ejemplo similar se encuentra en Mateo 22.44 donde Jesús, debatiendo con los fariseos, explicó que su concepto del Mesías estaba equivocado. Los fariseos pensaban en el Mesías como un redentor político, pero Jesús les muestra la cita del Salmo 110.1, donde David, el rey más grande de Israel, vio al Mesías como mayor que él, llamándolo Señor. Todo el argumento de Cristo descansa en la frase “mi Señor”, citando al Salmo 110.1, Jesús fundó su argumento en la inspiración de las palabras precisas “mi Señor”. Si el Salmo 110.1 no dijera exactamente “mi Señor” entonces el argumento de Cristo sería en vano. Un ejemplo adicional es el uso de Cristo del Salmo 82.6 en Juan 10.34 donde todo su argumento descansa en la palabra “dioses”.
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