Representado la teologia

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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a

Historia, teología e iglesia William J. Bausch. Storytelling: Imagination and Faith . Mystic, CT: 23rd Publications, 1984. pp. 195-199.

A estas alturas en nuestro libro, llegando al final, podría ser bueno por el momento apartar la historia directa y la ilustración (para ser resumido, sin embargo, en los dos capítulos finales) y brevemente enlistar diez proposiciones de una naturaleza teológica. Este ejercicio, espero, no será pesado u obtuso. Servirá como medio para extraer, por causa de la claridad y reflexión, las implicaciones teológicas de lo que se ha declarado aquí y allí en los capítulos anteriores. Así que éste es un capítulo muy breve, un interludio realmente y está hecho a manera de resumen teológico, una vista global de cómo las historias se relacionan con la teología y las estructuras de la iglesia. Primera proposición: Las historias nos introducen a las presencias sacramentales. Las historias se diseñan para obligarnos a considerar las posibilidades. Hasta ese punto están basadas en la esperanza. Incluso los cuentos de hadas más foráneos, por ejemplo, aumentan las posibilidades y animan nuestras esperanzas. Las historias bíblicas hacen lo mismo, sólo que más públicamente. Su punto es estimularnos para que veamos más allá de nuestros límites y experiencias de limitación y sugerir, a través de lo maravilloso, la maravilla misma. Las historias sugieren que la realidad que se toma por sentado puede, de hecho, estar cargada de sorpresas. Hay “rumores de ángeles” y gracia que abunda en nuestro mundo. Si una rana pudiera ser un príncipe, un marinero perdido un ángel, un peregrino el Cristo, entonces toda la creación puede ser una presencia sacramental que apunta a “algo más”. Las historias declaran que éste podría ser el caso. Segunda proposición: Las historias son siempre más importantes que los hechos. Los hechos, respecto a la historia, están inertes. Es el genio de la historia el colocar los hechos y proclamar las buenas nuevas sobre ellos. Por ejemplo, el “hecho” cardinal de la resurrección es fundamentalmente menos importante en su descripción y comprobación que como una proposición central de esperanza. Lo que cuenta son las implicaciones que la historia de la resurrección tiene para nosotros en nuestra vida y en sostener nuestra perspectiva de la vida y la muerte. De no ser así tendríamos un reportaje, no un evangelio.

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