Representado la teologia
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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a
Capacitando al pueblo para la libertad, el bienestar y la justicia (continuación)
3.2 Interdependencia e interconexión La relación entre las misiones y el desarrollo no es simple. Su interconexión tiene muchas facetas. • Las dos cosas están conectadas por una meta común. Ni los misioneros ni los obreros de desarrollo están satisfechos hasta que la reconciliación de Dios con el hombre, y la reconciliación del hombre con el hombre estén completamente realizadas. Nosotros creemos que esto hace que tanto las misiones como el desarrollo tengan una orientación Cristo-céntrica, ya que es “en Cristo” que Dios está reconciliando al mundo consigo mismo. Cristo es el Rey. Es su muerte como sacrificio reconciliador lo que provee la base objetiva para la reconciliación entre la humanidad y Dios, y dentro de las relaciones y estructuras humanas. Es su autoridad y presencia de realeza lo que permite que el Reino irrumpa en la época presente, destruyendo las obras de las tinieblas y creando auténticas comunidades reunidas bajo el gobierno de Dios. • Las dos cosas mantienen un grado de independencia entre sí. La evangelización y la plantación de iglesias a veces pueden llevarse a cabo sin un enfoque inmediato sobre el desarrollo de la obra. Y a la inversa, el desarrollo de la obra a veces puede hacerse sin la actividad de la plantación de iglesias. Debido a que las dos cosas son respuestas auténticas de la actividad de Dios en el mundo, pueden, cuando es apropiado, operar independientemente la una de la otra. En tanto que cada una es una actividad legítima de por sí, sería más saludable y normal, obviamente, que las dos ocurrieran simultáneamente. • Las dos se necesitan entre sí para una duradera efectividad. Sin evangelización no hay vidas cambiadas, no hay reconciliadores que entiendan el plan de Dios para el hombre y la sociedad, ni quien procure el cambio en el poder del Espíritu. Sin desarrollo, las iglesias establecidas por la misión se tornan solitarias, y no funcionan como “sal y luz” dentro de sus comunidades locales y nacionales. Los esfuerzos misioneros son minados cuando las iglesias existentes no exhiben en sus vidas los efectos del reino de Dios. La integración de las dos cosas está aptamente expresado en Efesios 2.8-10 donde dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios; [9] no por obras, para que nadie se gloríe. [10] Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
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