Representado la teologia
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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a
Capacitando al pueblo para la libertad, el bienestar y la justicia (continuación)
Hay un gran peligro al reclutar misioneros-evangelistas, principalmente basados en su habilidad y experiencia. “Cualquiera que sea su interés especial, podemos usarlo en nuestra misión”— es una manera común de reclutar. Por eso, muchos obreros se frustran cuando sus habilidades especiales no son bien utilizadas, y reaccionan simplemente “haciendo su cosa” y sólo contribuyen en forma indirecta a la tarea de plantar iglesias, y sus desarrollos. Por tanto, lo que llaman ministerio secundario o de apoyo, de una forma llega a ser primario y en realidad eclipsa la tarea central (Hesselgrave 1980, 112). Es muy desafortunado cuando el servicio y el testimonio cristiano parecen estar con frecuencia en competencia si, de hecho, ambos son bíblicos y complementarios . . . Una razón para esta tensión es que empresas de servicio tales como hospitales e instituciones educativas generalmente se apropian de las finanzas y las energías de tal manera que la evangelización y el testimonio tienden a ser desplazados (Hesselgrave 1980 p. 328). Puesto que nosotros creemos en la unidad de la Biblia, debemos decir que ‘La Gran Comisión no es un mandamiento aislado, (sino) una manifestación natural del carácter de Dios . . . El propósito y el impulso misionero de Dios . . .’ Por lo tanto, no deberíamos tomar el Gran Mandamiento y la Gran Comisión como excluyentes entre sí. Debemos tomar el Gran Mandamiento—amar a otros—y la Gran Comisión—predicar—juntos, integrados en la misión de Cristo Jesús, porque es el mismo Señor, quien ordenó y comisionó a los mismos discípulos y a sus seguidores. Por lo tanto, como Di Gangi dice: ‘para comunicar el evangelio eficazmente debemos obedecer el gran mandamiento como también la gran comisión’ (Cho 1985, 229).
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