Representado la teologia

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R e p r e s e n t a n d o l a t e o l o g í a

Figuras de lenguaje (continuación)

Me alzaste sobre el viento, me hiciste cabalgar en él, y disolviste mi sustancia. Porque yo sé que me conduces a la muerte, y a la casa determinada a todo viviente.

~ Job 30.16-23

Ciertamente recibimos el sentido perspicaz de su desesperación absoluta a través de este lenguaje muy expresivo, pero extravagante. El apóstol Juan en el Nuevo Testamento usa el idioma hiperbólico en esta declaración: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21.25). Si nosotros consideráramos la existencia eterna de Cristo, quizás esta declaración pudo haber sido tomada literalmente, pero si lo limitamos a los hechos del Señor Jesús en su humanidad (lo que yo creo que Juan tiene en mente) entonces es claramente un uso de una hipérbole. Referirse a los objetos inanimados como si poseyeran vida y personalidad es especialmente evidente en el idioma de la imaginación y el sentimiento. En Números 16.32, “ ... la tierra abrió su boca y los tragó . . . ” habla de Coré y sus hombres. Aquí la tierra se personifica, como si tuviera una boca para devorar a estos hombres. El Señor Jesús usa la personificación en, “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mt. 23.37). La ciudad de Jerusalén es personificada aquí. La preocupación de nuestro Señor era por su pueblo, ya que se dirige a la ciudad como si se tratara de ellos. De nuevo, nuestro Señor personifica el mañana en estas palabras: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. (Mt. 6.34). Aquí el mañana se viste con características de personalidad humana, cuando se junta con los afanes. Personificación

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